Llegará el tiempo en que habremos de necesitar a “los que
preservan las tradiciones, las leyendas, los rituales, los mitos y todas las
viejas costumbres de los pueblos” para que ellos nos muestren cómo recuperar la
salud, la armonía y el respeto a nuestros semejantes. Ellos serán la clave para
la supervivencia de la humanidad, y serán conocidos como “Los Guerreros del
Arco Iris”.
Estos Guerreros del Arco Iris proporcionarán a la gente los
principios y reglas para hacer una vida acorde con el mundo. Estos principios
serán los mismos principios que seguían los pueblos del pasado. Los Guerreros
del Arco Iris le enseñarán a la gente los viejos hábitos de la unidad, del amor
y de la comprensión.
Y enseñarán por los cinco rincones de la Tierra cómo alcanzar la
armonía entre las personas. Le enseñarán a la gente cómo orar al Gran Espíritu
de la misma manera como lo hacían los pueblos del pasado, dejando que el amor
fluya como las hermosas corrientes que descienden de las montañas, por cauces
que las llevan a unirse con el océano mismo de la vida.
Y una vez más renacerá la alegría de estar en compañía, como
también en la soledad. Estarán libres de envidias mezquinas, y amarán a sus
semejantes como a sus hermanos, sin importar el color de su piel, su raza o su
religión. Sentirán cómo la felicidad inunda sus corazones mientras se vuelven
cada uno con el resto de la creación. Sus corazones serán puros e irradiarán
calidez, comprensión y respeto por la humanidad, por la naturaleza y por el
Gran Espíritu.
Y sus hijos nuevamente podrán correr libres y disfrutar los
tesoros de la Naturaleza
y de la Madre Tierra,
libres de venenos y de la destrucción generada por el Yo-ne-gi y sus prácticas
codiciosas.
Los ríos fluirán limpios otra vez, los bosques serán
abundantes y llenos de hermosura, y otra vez habrá aves y animales sin número.
Nuevamente se respetarán los poderes del planeta y de los animales, y la
conservación de todas las cosas bellas se convertirá en una forma de vivir.
Los líderes de los pueblos volverán a ser elegidos a la
vieja usanza… no por el grupo político al que pertenezcan, ni porque griten más
fuerte o presuman más, tampoco por un proceso de intercambio de insultos o
acusaciones mutuas; serán elegidos aquellos cuyas acciones digan más que sus
palabras. Serán elegidos como líderes o Jefes aquellos que den muestras de su
amor, su sabiduría y su valor, que hayan sido capaces de actuar por el bien de
todos. Serán elegidos por sus cualidades, no por la cantidad de dinero que
posean. Y al igual que los Jefes devotos y considerados de la antigüedad,
usarán su amor para entender a la gente y para asegurarse de que sus niños y
jóvenes sean educados en el amor, en el trabajo y en el conocimiento de su
entorno. Les mostrarán que los milagros pueden hacerse realidad para curar a
este mundo de todos sus males, devolverle la salud y la belleza que antes tuvo.
Las tareas que les esperan a los Guerreros del Arco Iris
serán muchas y mayúsculas.
Habrá enormes montañas de ignorancia que será necesario
vencer; se enfrentarán contra prejuicios y odio. Tendrán que ser dedicados,
firmes en su fortaleza y tenaces de corazón. Porque en su camino hallarán mentes
y corazones dispuestos a seguirlos en esta senda que le devolverá a la Madre Tierra toda su
belleza y su plenitud. Ese día llegará pronto, ya no está lejos. Llegará el día
en que nos demos cuenta de que todo lo que somos, nuestra existencia misma, se la
debemos a las gentes que han reservado su cultura y su herencia, a esas
personas que han mantenido con vida los rituales, las historias, las leyendas y
los mitos. Y será gracias a este conocimiento que ellos han preservado, como
volveremos a estar otra vez en armonía con la Naturaleza, con la Madre Tierra y con la
humanidad misma. Y descubriremos que este conocimiento es nuestra clave para la
supervivencia. Estos serán los Guerreros del Arco Iris.
Todos los que defendemos la Vida y el Amor, somos hoy, en cierto modo, esos
guerreros.