Biblioteca Nacional de la República Argentina
Biblioteca Nacional, edificio actual en el barrio de
Recoleta. Proyectado en 1962 e inaugurado el 10 de abril de 1992.
Tipo: Biblioteca
Nacional
Fundación: 1810
Jurisdicción: Gobierno
de Argentina
Ámbito: Argentina
Sede: Agüero 2502
Dirección: Horacio
González
Entidad superior: Secretaría
de Cultura (Argentina)
Saturnino Segurola
Mariano Moreno fue designado Protector de la Biblioteca en 1810.
Mientras que Cayetano Rodríguez y Saturnino Segurola fueron designados
respectivamente primero y segundo bibliotecario. En enero de 1811 asumió la
dirección Luis Chorroarín, quién se mantendría en el cargo hasta 1821, cuando
mediante un decreto de Martín Rodríguez fue reemplazado por Saturnino Segurola.
Desde 1822 a
1828 ejerció el cargo Manuel Moreno, hermano de Mariano, y la biblioteca contaba
en ese entonces con un patrimonio considerable: en 1823 la biblioteca contaba
con más de 17.000 volúmenes. También pueden destacarse los directorios de
Vicente G. Quesada, que incorporó gran cantidad de material traído desde el
extranjero y realizó mejoras en la infraestructura, y de Manuel Trelles, quien
también incorporó gran cantidad de material bibliográfico hasta que la Biblioteca pasó a
depender del Gobierno Nacional y fue reemplazado. Estas mejoras que sufrió la Biblioteca Pública
se manifestaron en los 7.715 lectores que concurrieron en 1881 y los 32.600
volúmenes con los que contaba en 1882.
El 5 de octubre de 1884 fue designado José Antonio Wilde
como primer Director Nacional, quien fallece poco después. Desde ese momento es
conocida oficialmente como Biblioteca Nacional.
El 19 de enero de 1885 asume el cargo Paul Groussac quien
duraría en el mismo hasta 1929. Durante su gestión el patrimonio bibliográfico
fue aumentado en gran cantidad (en 1893 la Biblioteca contaba con
62.707 volúmenes), y fue construida una nueva sede en la calle México 564.
Una de las gestiones más largas al frente de la Biblioteca fue la del
escritor argentino Gustavo Adolfo Martínez Zuviría, entre 1931 y 1955. De
tendencias nacionalsocialistas, el escritor tuvo una buena relación con Juan
Domingo Perón y gozó en su momento de una enorme popularidad, siendo el
escritor argentino más editado en la historia de la nación.
También debe destacarse la gestión del prestigioso escritor
Jorge Luis Borges, quien desempeñó el cargo de Director desde 1955 a 1973. Durante su
gestión se promovió la construcción de una nueva sede, que era necesaria debido
al amplio patrimonio con el que contaba la Biblioteca. En
1958, el Presidente Arturo Frondizi firmó el decreto 5512/58, adjudicando los
fondos presupuestarios para la obra y creando una Comisión Honoraria presidida
por Borges, que debería redactar el programa de necesidades para el futuro
edificio.
Vicente Quesada
Mediante la
Ley N º 12.351 de 1960 se destinaron tres hectáreas ubicadas
entre las avenidas del Libertador y Las Heras, y las calles Agüero y Austria.
La obra fue adjudicada mediante un concurso nacional que cerró en abril de
1962, y cuyo veredicto se anunció el 12 de octubre siguiente. Participaron
importantes estudios de la época, como el de Mario Roberto Álvarez (cuarto
premio), el de Rivarola y Soto) tercer premio, o el de los jóvenes arquitectos
Justo Solsona y Javier Sánchez Gómez, pero el elegido entre decenas de
propuestas fue el proyecto de los arquitectos Clorindo Testa,2 Francisco
Bullrich y Alicia Cazzaniga de Bullrich.
La piedra fundamental del edificio fue colocada recién el 13
de octubre de 1971, once años después de la sanción de la Ley y la construcción fue
llevada adelante por la firma Com-Ar-Co S.A. Las obras avanzaron lentamente se
demoraron, y finalmente fueron suspendidas a comienzos de los '80, durante la
dictadura autodenominada Proceso de Reorganización Nacional, retomándose hacia
1982. Durante la obra, ocurrieron grandes avances en el campo de la
bibliotecología, como la llegada de la informática que permitió la
digitalización de la consulta de materiales, con lo cual el funcionamiento de una
biblioteca cambiaría radicalmente. La nueva Biblioteca Nacional pudo ser
terminada gracias a un préstamo del Reino de España realizado en 1990, y fue
inaugurada finalmente el 10 de abril de 1992, por el presidente Carlos Menem, y
el material bibliográfico se terminó de trasladar el 21 de septiembre de 1993.
El edificio cuenta con tres depósitos subterráneos: dos de ellos destinados a
libros, que permiten depositár tres millones de libros, y uno destinado a
guardar revistas y diarios, con una capacidad de quinientos mil ejemplares.
Además, en el edificio funciona actualmente la Escuela Nacional
de Bibliotecarios, fundada en 1956.
La vieja sede de la Biblioteca en la calle México fue cedida al
Centro Nacional de la
Música. En 2012, el Ministerio de Economía destinó $5.000.000
a las tareas de construcción de los parasoles de la Biblioteca Nacional ,
que deberán ser terminados para fines de 2013.3
Sede actual
El edificio de la Biblioteca Nacional
es un gran ejemplo a nivel internacional de diseño brutalista, un estilo
surgido en los años '50 que se caracteriza por privilegiar las estructuras de
hormigón armado dejadas a la vista y tratadas de manera escultórica, y
principalmente se aprecia el lugar del parque dejado en el nivel de suelo y la
sala de lectura como mirador sobre el puerto y el Río de la Plata.
La idea principal, según lo relata el arquitecto Testa, fue
ubicar los depósitos del establecimiento bajo tierra, aprovechando que el
Estado decidió expropiar la totalidad de la manzana para crear una plaza
pública. Esto protegería a los libros del efecto nocivo de la luz y a su vez,
permitiría en un futuro expandir el espacio de los depósitos, de ser necesario
sin interrumpir el funcionamiento del establecimiento. Una vez liberada la
estructura del edificio del enorme peso de los depósitos de libros, se eligió
elevarla sobre pilotes para permitir la vista libre, dejando una plataforma de
acceso abierta de forma permanente, como una continuación del parque "por
debajo" de la biblioteca. De esta forma, resultó un edificio sostenido por
cuatro grandes columnas, que Testa caracteriza como un cuadrúpedo, como si se
tratase de un ser vivo.4
En una de las etapas de la extensa construcción se decidió
—por razones presupuestarias —eliminar de la fachada los parasoles metálicos
que protegerían los sectores de lectura de la luz exterior, un hecho que
actualmente da un aspecto inconcluso al edificio, y perjudica a los lectores en
determinados horarios del día. Ya en la etapa final de la obra, el Estado
removió a los arquitectos Testa y Bullrich de la dirección, dejándola a cargo
de la Dirección
General de Arquitectura Educacional (DGAI), que modificó
otros detalles como los revestimientos del auditorio (eligiendo materiales más
económicos), los materiales para los pisos y el mobiliario nuevo, diseñado ad
hoc para las salas de lectura y hemeroteca. De todas formas, el antiguo
mobiliario original de la vieja Biblioteca fue conservado y trasladado al nuevo
edificio, y se lo puede apreciar en la sala de lectura pública.
Luego de dos niveles subterráneos de depósitos de revistas y
libros, sigue un nivel semi-enterrado donde se alojan oficinas y la hemeroteca,
cuya sala está iluminadas por una lucarna que asoma del piso de la terraza de
acceso en el nivel superior como una cúpula piramidal. La entrada al hall
principal es por esta terraza elevadas con respecto a la plaza circundante, a
la cual se accede por una serie de rampas, escalinatas y escaleras caracol, al
espacio protegido por el edificio y rodeado por las cuatro columnas que lo
elevan, permitiendo vistas de la
Avenida Las Heras, el barrio La Isla y el Puerto de Retiro.
Este nivel también se conecta con la
Escuela de Bibliotecarios, que funciona en un edificio
independiente cuya terraza es de acceso libre y tiene una serie de lucarnas de
hormigón con forma de hongos, y maceteros alargados que también funcionan como
bancos. El hall de entrada tiene una pequeña sala de exposiciones, y da acceso
a las dos escaleras y batería de dos ascensores que conducen a todos los
niveles del edificio: en el primer piso está el auditorio y una sala de
exposiciones, y tiene un entrepiso donde funciona la dirección y otras
oficinas, en el tercer y cuarto piso están las salas de consulta
especializadas, y el quinto piso es la sala de lectura general en doble altura,
con la sala de recepción y entrega de libros, y una rampa en zig-zag conduce al
sexto piso, donde hay salas de consulta especializadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario