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miércoles, 6 de abril de 2011

LA CAMPANA cuento de Any Carmona*


¿Quién dejó sobre mi escritorio una campana de hierro oxidado pero a la vez lustrado. Antigua, vetusta, pesada, con inscripciones en latín? ¿Campanita de misa o de camino de ángeles, o guía de espíritus y fantasmas buenos que se proponen ayudar a las almas de muertos y vivos?
Alguien sin duda me la obsequió sin querer ser visto, sabiendo que los objetos que resguardan la memoria de las comunidades y su preservación son uno de mis delirios.
Pasan los días y la campana oxidada espera en un estante donde la he guardado a que alguien la reclame y diga : “ Me la olvidé, la estaba buscando”. Pero nadie aparece.
¿Es un regalo? ¿Es una reliquia que en tiempos pasados fue un elemento esencial de la vida de la comunidad? ¿Tiene muchas historias para contar?
Quizás sea la piedra basal para comenzar con el proyecto de mi museo. Ese proyecto tantas veces tachado, demorado y hasta cuestionado.
¿Quién sino un ángel bueno puede habérmela traído? Quizás tengo un amigo invisible y secreto que me aprecia y apoya porque me deja este objeto que no es otra cosa que un mensaje: “ …el museo se realizará, será, se cristalizará, en un tiempo corto o lejano, no importa, pero lo pondrás en marcha. Ya verás que a partir de mí otras piezas aparecerán mágicamente. Ya lo verás”.
Qué misterio, tengo un nudo en el estómago… Solo me queda esperar.
Pasan los días y hoy, luego de tres meses de cuidar la antigüedad celosamente, un hombre apareció en la puerta soltando un – Good morning! How are you? - Nos presentamos y pude enterarme de la gran novedad: vinieron desde la central de Irlanda, varios interesados en poner en marcha mi proyecto. Hay fondos destinados a este fin y finalmente se hace, tal cual yo lo había planteado…
Al mirar instintivamente el estante veo que la campana ya no está, de la misma forma en que llegó, ha desaparecido.

ANY CARMONA
* Del libro Luz de soledad

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