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domingo, 12 de mayo de 2013

LOS CUENTOS DE VIRGINIA por ANY CARMONA


CUENTO Nª 2: DESCUBRIENDO EL FUEGO                               



Había recibido una invitación de su querida amiga Eleonora. Amiga de hermosas salidas en un pasado cercano, cuando ambas tenían ocho años menos y menos dobleces en el corazón. La había llamado de repente y sin que pudiera imaginarse la razón por la cual la contactaba, luego de tanto tiempo. - Vení a cenar a casa – rezaba el mensaje en el celular y no decía nada más. Virginia se alegró ya que la sola idea de verla la ponía bien. En un instante apareció ante ella todo un mundo de palabras y confesiones. De momentos vivenciados y de recuerdos en los que se habían prometido amistad eterna y gran cariño. Sinceridad despojada de matices y grises, verdadera hermandad…Virginia miró el almanaque que tenía colgado de la pared de la cocina. Fin de sus vacaciones y comienzo del período de exámenes en el Colegio. Ya no le quedaba mucho tiempo para dedicarle a sus momentos de ocio porque a mediados de Febrero debía presentarse a trabajar. Un verano más en su haber y una hebra plateada más en su sien. Pensó que se le venían los años encima y en su vida no pasaba nada…o casi nada…Y ahora tenía el mensaje de su amiga en la pantallita del celular. Decidió llamarla.

-          Hola Ele, ¿cómo estás luego de tanto tiempo?

-          ¡Hola!, Muy bien. Te llamé para hacerte una invitación: ¿Querés venir a cenar hoy conmigo? Ya estoy cocinando…¿venís?

-          Imposible. Tengo mucho que hacer en casa, estoy acomodando placares.

-          Qué pena porque estoy sola esta noche, Roberto viene muy tarde.

-          ¿En serio?... Pero…¿ por qué no me avisaste antes?…

-          Es verdad, perdoname, es que esto salió de pronto… Pero hoy quiero que vengas…¿Venís?…Tengo que contarte tantas cosas y quiero presentarte a alguien…

  Luego de pensarlo un poco, aceptó la invitación a cenar de Eleonora. Se cambió y acicaló. Se puso su jeans nuevo con bordados de piedritas en los bolsillos y la remera blanca con escote “bote”, zapatos azules y mucha crema peinadora en su cabello, que le armaba formidablemente los rulos. - ¿Cómo se vestirá Ele y quién será esa persona que quiere que conozca? – Pensó Virginia que no quería quedar fuera de moda o mal arreglada ante su bella amiga. Buscó en el fondo de su cartera, monedas para sacar el boleto del colectivo y luego de controlar en el espejo de la entrada, que su maquillaje estuviera perfecto, salió a la calle en medio de un clima húmedo y pegajoso que anunciaba lluvia. – Hoy Buenos Aires no se escapa del agua, menos mal que puse el paraguas en la cartera. – Pensó la mujer mientras se notaba muy ansiosa  ante la posibilidad de llegar tarde a la cita. Aceleró el paso y corrió al colectivo de la Línea 126 que casi se le iba. Una vez sentada en un lugar desde donde poder divisar el trayecto, comenzó a hacer respiraciones profundas para lograr aquietar su corazón que se le salía de cause…Indudablemente estaba ansiosa…

-          ¡Amiga! ¿Cómo estás querida mía? ¿Cómo va tu vida? – Dijo Virginia a su amiga con un grito agudo, mientras ella la recibía en su gran departamento de la calle Entre Ríos.

-          ¡Muy bien! Y ahora mejor al verte – Contestó Ele abriendo sus brazos para  recibirla. Se dieron un cálido abrazo lleno de pequeñas caricias en sus respectivas espaldas, permaneciendo unidas por varios segundos, balanceándose de la alegría, momento en el cual las risas se hicieron presentes y las lágrimas pugnaron por salir.

-          No entiendo cómo pasaron tantos meses…¿qué nos pasó?

-          Ya está, no importa. Lo importante es que ahora nos encontramos para “ponernos al día”, ¿no te parece? – Contestó Virginia penetrando en la vivienda a grandes pasos – Pero decime, ¿qué te pasa… por qué tanto misterio?, te confieso que estoy preocupada. Y…¿quién es esa persona que querés presentarme?

-          La cuestión es muy simple: estoy saliendo con alguien. Quiero decir que…es una persona que conocí. ¿Entendés? Salgo con un hombre a escondidas de Roberto y no doy más…Él parece muy enamorado y yo me encuentro mal por engañar a mi pareja.

-          No te puedo creer, vos que siempre fuiste tan moralista…

-          Sí pero esto se dio sin que yo lo buscara, es alguien muy especial y yo lo admiro mucho.

-          ¿Pero… lo querés?

-          Ya te lo dije, lo admiro, es mi profesor de Investigación Cualitativa, es el Jefe de Trabajos Prácticos de la cátedra de Investigación…es alguien muy especial, un sol, un poema…¿Qué más te puedo decir?

-          ¿Y qué vas a hacer?, quiero decir…¿es algo serio?

-          No, para nada. Solo siento por él una enorme atracción, ¡una atracción fatal!

-          Si querés mi consejo, te diría que lo dejes inmediatamente, antes de que esto se ponga peor…

-          Sí, claro, es muy fácil decirlo. Pero la realidad es que parece que no podemos cortar esto que surgió sin que lo buscáramos…Pensé que si te lo presentaba…tal vez al conocer a alguien más…Lo cité ahora y le dije que iba a presentarle a una mujer, alguien ideal porque esta sola como él… Necesito que comprenda que no soy para él, abrir la pareja, darle un aire más “light” a todo este asunto…

-          ¿Pero qué es lo que pretendés?...¡Me dijiste que no podés dejarlo! El sale con vos y yo no puedo…No entiendo nada…

-          Quiero nuevas experiencias, nuevos desafíos…

  Inesperadamente sonó el celular de Eleonora. El sonido acompasado de una moderna melodía interrumpió la charla – Esto se está poniendo denso – Pensó Virginia que no llegaba aún a comprender cuáles eran las intensiones de su amiga.

-          Hola, corazón. Sí, mi amiga ya está aquí, subí que te esperamos – Dijo Ele con voz melosa.

-          Estoy muy nerviosa, no se qué pensar…

-          No pensés nada, esperá a verlo y ya me dirás. Shhhhh!, que ahí viene – La mujer se tapó los labios con un dedo haciendo callar a su amiga. Luego se acercó lentamente a la puerta y esperó que sonara el timbre. Enseguida apareció un hombre joven, de unos cuarenta años, vestido con camisa suelta y jeans, portando una mochila en el hombro y un MP3 del que salían cables y dos auriculares que iban hacia sus orejas. Era sencillamente un prototipo de varón terriblemente bello, un adonis sin un solo defecto a la vista. Alto y delgado aunque corpulento, de cabello castaño muy sedoso peinado en forma desordenada hacia el costado, ojos oscuros penetrantes y una vestimenta informal estilo hippie que le daba un aire de intelectual romántico.

-          Hola Mati, como estás, aquí está mi amiga Virginia de quien tanto te hablé. Pasá, tomen asiento y conózcanse…por favor…

  Virginia no había pensado en conocer a un hombre justo en la casa de Eleonora, esa tarde, pero dado que su condición de mujer sola ya la tenía cansada ese verano, trató de poner “buena onda” y ver qué pasaba… Le estiró la mano tímidamente pero él se la tomó  y la retuvo unos instantes antes de soltarla. – Qué fuerza y qué personalidad denota ese apretón – Se dijo la profesora, ruborizándose – Me comienza a gustar …- Estaba descubriendo dentro de si misma a una mujer diferente. Alguien que podía ponerse en situación de vivir al máximo sus sensaciones. No es que olvidara sus valores y sus ideas a favor del amor o sus convicciones sobre una vida que debía ser vivida con seriedad, sino que al ver a ese hermoso hombre y comprobar que él la miraba con una mirada sensual, no podía, sencillamente no podía, resistirse – ¿Y debe ser vivida así realmente?...No lo se...¡En fin, qué más da! Hoy es mi día, hoy puedo descubrir lo mujer que puedo ser sin que me importe nada… Descubrir el fuego, esa será mi consigna… - Se decía Virginia tratando de justificar sus sentimientos.

  Se sentaron y pronto se enroscaron en una larga charla, entre cafecitos y masas y, a lo último, wisky del bueno, un Jack’s Daniel, que Ele trajo desde el bargueño. Fue una interesante conversación no exenta de intelectualidad, que duró hasta bien entrada la noche.

-          Ya es tarde, debo irme a casa. Mañana trabajo.

-          Ok, yo te acompaño – dijo Matías a Virginia con una sonrisa mientras se acomodaba la mochila en la espalda.

-          ¿Pero vos para qué lado vas?

-          No importa, vivo cerca, vos en San Telmo ¿no?

-          Sí, San Juan y Piedras.

-          Dale, vamos, te llevo en la moto.

-          Mmmmmm, tiene moto. Decididamente, esto es de película – Pensó Virginia que se sentía como partícipe de algún film de Almodóvar, mientras dirigía una mirada cómplice a su amiga que se encontraba parada mirando la escena – Hace mucho que no me subo a una moto, no se si me anime…ok, vamos.

-          Ele, ¿No te importa si la acompaño?

-          ¿Importarme? Claro que no querido. Al contrario…quería que se llevaran bien…

  De pronto se escuchó dar vueltas una llave en la cerradura de la puerta de entrada. Apareció un hombre maduro pero de apariencia juvenil, vestido con traje verde aceituna y camisa amarilla, mocasines color coco y no llevaba corbata. Sostenía un porta-folios de gamuza y se encontraba de pie en el medio del hall de entrada.

-          Hola Cariño, traté de venir lo más pronto que pude, luego de que me avisaste…. ¿Ya se pusieron de acuerdo para nuestra “ménage à trois” o mejor dicho, nuestro encuentro de cuatro, nuestro swinger?... Hola Virgi, ¿cómo estás tanto tiempo?

-          Roberto…¿Qué es eso? – Se apresuró a preguntar una asustada Virginia

-          El swinger es una actividad de parejas que nace de una relación estable, crece como fantasía de ambos, recorre el proceso de construcción de la confianza mutua, de la caída de los prejuicios y, superado ese momento, comienza la búsqueda de una nueva experiencia. Y en este estadio estamos Eleonora y yo. ¿Qué dicen, quieren plegarse?

-          Pero aquí no hay dos parejas, aquí Matías y yo acabamos de conocernos y no creo que nos interese participar de algo así – Contestó muy borracha Virginia que ya comenzaba a sentir náuseas y no solo por el alcohol que había consumido.

-          Te equivocás, a mí sí me interesa – Dijo Matías tomando de la muñeca a su supuesta nueva pareja – Si vos no querés, no importa, yo me quedo igual para una relación de tres…

  Virginia quería quedarse, se sentía embriagada, atraída por la música, el alcohol y la marihuana que ya había encendido Roberto. Atraída por ese olor dulce que se mezclaba con el del humo del incienso de tantos sahumerios desplegados por todo el departamento de Eleonora. Pero no pudo, corrió hacia el exterior del edificio hasta que casi no le quedaron fuerzas en las piernas. El aire cálido de la noche le pegaba en oleadas sobre el rostro. Corrió hasta  frenar de golpe al darse cuenta de lo que acababa de vivir - ¿Por qué estoy corriendo, de qué estoy escapando? – Luego pensó en él…- Matías, ¡qué hombre!…Creo que ya lo perdí o mejor dicho, creo que nunca fue mío…¡Taxi!...Vamos a San Telmo.

  Pero al intentar cerrar la puerta, cuan grande fue su sorpresa al advertir que alguien más se subía al coche con ella, era el joven profesor que la había seguido. – Matías, Matías…- Balbuceó Virginia en un susurro, a la vez que sentía una mano cálida entre sus piernas y veía cómo su remera se le instalaba a la altura del cuello para permitir que los besos de su compañero le sembraran multitud de semillas de pasión sobre el cuerpo. El asiento trasero del taxi fue testigo mudo de miles de juegos amorosos realizados disimuladamente, calladamente, en un verdadero preámbulo del acto sexual más esperado por Virginia en toda su existencia. El taxi recorría el camino que los llevaría a su casa y a su cama, en la calle Piedras al 1000.

  Virginia la triste profesora, no había imaginado que esa tarde algo nuevo e inesperado le sucedería, algo que cambiaría sin dudas su presente, y por qué no su futuro…


ANY CARMONA

1 comentario:

  1. Interesante historia, mantiene la atención, intriga, ganas de conocer cómo ha de terminar. Felicitaciones, cariños

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